Mi recia encina centenaria, vigorosa,
nacida en tiempos ancestrales,
fuiste amiga y refugio de mi infancia de luz,
dónde acunada en tus brazos de gigante
fuiste cómplice de mis sueños azules,
qué tejía llena de fantasías y ensueños,
anudando estrellas con hebras de oro.
Evoco, como trepaba descalza
por tu tronco inhiesto, ceniciento,
leñoso, entre una etérea lluvia
de nevadas mariposas que revolaban
entre mis rubios cabellos y besos
en un místico crisol de risas y felicidad
que llenaban mi pequeña alma de destellos
Mi recia encina de fronda verdinegra,
atalaya de la dehesa extremeña, mi amiga,
nacida entre el boscaje de brezos,
cantuesos y jaras vestida de nata…
y en el horizonte, campos de trigo y sol
qué se pierden en un oleaje de borbotones
de oro, miel con espigas preñadas.
Hoy he vuelto a ti y los recuerdos
palpitan en mi alma con el mismo amor,
florecieron, llenos de infinita ternura
y fueron semillas áureas, diamantinas,
que se cosieron a mi alma de niña
arropada
en sueños de puntillas de encaje y cristal.
Mi amiga encina, mi cuna de sueños,
abrazada a tu tronco centenario,
siento en mí alma peregrina, albar,
tu latido de vida con añoranza…
¡y te hablo bajito, en susurros de arrobo,
anhelando trepar para acunarme en tus ramas
y volver a sentir la cálida ternura,
qué sembraste en mí, siendo solo una niña…!
Que linda entrada nos dejas y esa encina es preciosa. No me extraña que tus recuerdos los sientas tan profundos. Un abrazo y feliz noche.
ResponderEliminarCampirela, mi encina fue especial en mi niñez, trepaba hasta ella y me recostaba en sus ramas gigantes hablando con ella porque creía que me escuchaba. Hoy adulta, continúo creyendo que cualquier árbol tiene vida y me gusta abrazarme a su tronco y hablar con ellos.
EliminarUn abrazo de luz.
Precioso poema amiga Ángeles, no menos se merece esa bella, imponente y majestuosa Encina. Cuantos recuerdos de niñez a su sombra y altura jugando con ella.
ResponderEliminarDisfruta y cuida de ella, bien merece la pena.
Un fuerte abrazo y buenas noches.
Ay Juan, tuve tantas cosas impensables para un niño de nuestros días... todo lo personificaba y hablaba con las flores, las cigüeñas, la encina... Por eso soy como una golondrina emigrante que necesita volver al nido de la tierra en que nació.
EliminarUn abrazo con cariño.
Linda conmemoración rimada a la encina milenaria que tu sueños de niña fue guiando hacia ese ignoto ámbito en el que se guardan y ya sólo el recuerdo los abraza. Gracias por compartirlo, Ángeles.
ResponderEliminarUn abrazo
Así es Dionisio, unas veces a su sombra y otras subida a ella, fue cómplice de mi infancia y de los sueños que me habitaban, pero ellos permanecen en la cuna del alma y vuelvo a ella cuando puedo. Continúa siendo hermosa y llena de vida y ahora que los científicos han demostrado que abrazada al tronco de cualquier árbol, hay personas que pueden escuchar el fluir de la savia yo te aseguro que he escuchado ese rumor muchas veces.
EliminarCon cariño, un abrazo.
¡Qué bello poema, Ángeles! eres muy afortunada de tener un árbol centenario en tu casa, sobre todo que te vio crecer y fue para ti como un amigo cómplice. Yo tengo en mi patio un pino inmenso como un edificio, que ya cumplió 40 años de vida, lo tuve desde pequeñito, y lo usábamos en aquel entonces en una maceta como árbol de navidad, lo adornábamos con guirnaldas y luces...y hoy ya quiere alcanzar el cielo con sus ramas. Ese pino ha visto crecer a mis hijos. Y hablando de árboles te invito a mi blog "Joyas de mi alma", donde justamente le hice un poema a un árbol amado que murió. Te dejo un abrazo.
ResponderEliminarGracias Ingrid, visitaré tu blog y gracias también porque me has comprendido perfectamente, esa encina era para mí como un castillo encantado desde donde divisaba, toda Malhincada, y creo que desde allí surgió mi afición a la pintura. he participado en cuatro colectivos de exposiciones de pintura y mis cuadros se venden el primer día, el marchante de mis cuadros me pide siempre más, pero no tengo tiempo para dedicarme totalmente a ella. Porque escribir también me encanta y luego mi trabajo, asi voy caminando por mi sendero de vida.
EliminarDesde el corazón, un abrazo
Entras de tarde en tarde, pero cada vez que entras merece la pene leerte . Un entrañable canto a esa impresionante encina. Un fuerte abrazo.
ResponderEliminarAy Chelo cariño, si es que he tenido un año fatal, han muerto familiares míos de la covi-19 y cuatro alumnas del taller de literatura, y me he hundido de terror, porque estaba recien operada de una estenosis lumbar y todo lo veía negro y sin luz, por eso a pesar de continuar escribiendo o pintando ( he pintado 18 cuadros al óleo en esta pandemia) he descuidado publicar en mis blog, pero de nuevo vuelvo a ellos porque necesito también expresar lo que siento en el alma. Gracias Chelo por tus palabrs.
EliminarAbrazos con rayos de sol.
Angeles, tus sentimientos le han prestado visibilidad y voz a esa encima milenaria, que tanta vida ha dado a su alrededor...Ella se hizo niña contigo, jugó con tus sueños,ilusiones y sorpresas. Se hizo pájaro para cantarte y mariposa para hacerte volar y sentir su magia. Maravilla de encina, que se entregó plenamente, tu se lo agradeces y sentimos su espíritu vibrar junto a tu espíritu de niña grande e infinita.
ResponderEliminarMi felicitación y mi abrazo admirado, amiga.
Que curioso pues yo también tuve una encina muy especial y a la que también dediqué un poema. Tus versos a esa encina tan tuya me han encantado.Besicos
ResponderEliminarCharo cariño, no sé porque mi respuesta a Mª Jesús se ha colado después de tu mensaje. Mi encina, no sé los años que tendrá, mi abuelo Ángel, me decía que cuando él era niño, ya estaba ahí igual. De todos modos, creo que sabrás que tengo más de 50 bonsais hechos por mí, con árboles autóctonos de ESpaña y tengo dos encinas y un bosque de alcornoques que llenan mi alma de vitaminas.
EliminarBesos de luz, para ti querida Charo.
Mª Jesús, como sabes leer en mi alma lo que quiero expresar con mis poemas, la semana pasada fui tres días a mi pueblo, necesitaba ir, por papeleos de una tía que ha muerto sin hijos y le dije a Tony que me llevase a ver mi encina, tenía verdadera hambre de abrazarme a ella y llorar y reir, y contarle lo mal que lo estoy pasando con la covi-19 y el terror que tengo. Y junto a ella me sentí protegida, querida y sin miedo. allí mismo hice este poema, y me sentí en total comunión con mi encina. Y volví con mi alma llena de fortaleza. A veces pienso que siempre me ha escuchado y querido como yo a ella.
ResponderEliminarDesde el corazón, un abrzo infinito de luz. Cuídate.
Ángeles, he leído que la estás pasando mal con esto de la Covid 19, ¡Cuánto lo siento! Creo que a todos nos ha pasado algo parecido, también mi hermana y su esposo están con el virus y mi cuñado muy grave.
ResponderEliminarPaso a comentar tan precioso y sentimental poema. Un árbol es nuestra mejor compañía, mucho más, cuando has crecido junto a él. Imagino la dicha que sentiste al abrazarlo, pues, no solo es físico un abrazo, sino es cuestión de almas y de sabias. También adoro estos nobles y majestuosos seres que solo saben otorgar amor, en todas sus formas, sin pedir nada a cambio.
Te deseo de corazón que todo cambie para mejor en tu entorno y gracias por volcar y compartir tus emociones en tus entradas.
Abrazos grandes.
Mil gracias Ceciely, por todas tus palabras, es cierto que esta pandemia, nos ha quedado huérfanos de muchas cosas y de muchas personas, solo la esperanza es la que nos puede levantar en estos momentos y a veces si esta desaparece, te hundes. Mi famimia conoce a mi encina como "la encina de Nines" porque a mi hija y a mis sobrinos les he hecho partícipes de ella y se han subido a ella y hemos inventado historias acunada en sus ramas, creo sinceramente que los árboles tienen sentimientos y nos reconocen porque así lo siento en el alma.
EliminarUn abrazo con mi cariño. Cuídate.
Con tu sentir amiga
ResponderEliminarme llene de recuerdos , porque me crié en el campo
de niña subida a arboles frutales y de frondosos aromos, hualles, pataguas etc...
a orillas del río me balanceaba con las ramas cerca del agua...
cuando la natura ha vivido en ti desde tan temprana edad se entiende mejor toda esa conexión que existe con uno y todo lo creado.
De ello nace esa gratitud permanente y amor a lo divino.
Paz y bien a tu corazón.
Te comprendo muy bien Meulen, yo también me he subido en árboles frutales y en ellos he comido el fruto que tenían. Mi respeto por la naturaleza y mi amor por ella, crecieron conmigo y me ayudaron a ser la persona que soy hoy.
EliminarTambién como tú, creo que existe una conexión entre los humanos y la naturaleza.
Un abrazo con rayos de sol y aromas de primavera.
Un precioso homenaje en verso a tu querida encina que, pese al tiempo transcurrido, aún se muestra orgullosa dando su sombra y cobijo.
ResponderEliminarY no solo eso, por lo que deduzco, también te ha prestado apoyo, comprensión y ha hecho que tu imaginación reviva con tan fuerza, que has podido transmitirnos todo lo que, en aquél momento, sentía tu corazón.
Ánimo, mi querida amiga, dentro de poco te sentirás liberada y olvidarás la presencia de ese mal virus que tiene amedrentada a toda la población.
Con mis mejores deseos, te mando un fuerte abrazo.
kasioles
Ojalá Dios te escuche Kasioles y pronto este mal bicho que hoy nos corroe, desaparezca de una vez. Es muy cierto lo que dices, mi contacto con la naturaleza es una de mis identidades, a veces digo que soy más de campo que las amapolas, pero sobre todo este respeto y amor se los he podido transmitir a muchos de mis alumnos. Sabes una cosa, desde pequeña mi padre me enseñó a plantar en cualquier lugar el hueso de la fruta que comiese, Dios del cielo, las semillas que he plantado en mi vida y aún continúo haciéndolo. Me encantó tu receta del salmón. Gracias.
EliminarDesde el corazón, un abrazo.
Que bello árbol y cuanto buen nos hace al alma recordar nuestra niñez, donde la vida era sencilla y sin preocupaciones. Un abrazo
ResponderEliminarGracias Bienaventurada por tus palabras, para mí, mi encina la llevo en los recuerdos del alma, incluso ahora que soy una persona adulta, me encanta subirme a ella cuando voy a mi pueblo y soñar cosas bonitas.
ResponderEliminarMi cariño con rayos de sol
Bellísimo árbol y preciosas letras.
ResponderEliminarGrandes recuerdos.
Un beso.
Gracias AMALIA por tus palabras, es cierto que son y continúo viviendo nuevas vivencias, las vitaminas del alma, no se olvidan nunca.
ResponderEliminarUn abrazo con cariño.
Si no fuese porque veo tus maravillosas fotogradias no podría pensar que pueden existir esos árboles tan enormes y bellos deben de dar muchos kilos de bellotas no me extraña que Extremadura sea la tierra de muy buenos jamones, Enhorabuena y gracias por tu blog.
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ResponderEliminarHola Ángeles, es un precioso homenaje a un ser vivo que nos embellece la vida, y nos da sombra. Me alegro que esa encina te diera un remanso de paz a la sombra de ese magistral tronco centenaria. En mi tierra también hay unas cuanta de estas encina.
Abrazos cariñoso.
Cuánto amor en este bello poema colmado de entrañables recuerdos de la hermosa encina de tu niñez, muy bonito.
ResponderEliminarUn abrazo.
Maravilla de poema,Ángeles. Soy de los que creen que los árboles son seres sagrados, que están ahí para protegernos y alimentarnos y que merecen, si no nuestra adoración como ya hicieron os celtas con las encinas, sí al menos nuestro máximo respeto y cariño. Cada árbol es un tesoro que estamos obligados a proteger.
ResponderEliminarYo también tuve una encina amiga que compartió mis juegos infantiles.Y es curioso como nunca he dejado de pensar en ella,en sus ramas y en el paraje donde está situada. Le debo una visita antes de irme,es lo mínimo.
Un fuerte abrazo